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El SEÑOR les envió persistentemente todos sus siervos los profetas, pero no escucharon ni inclinaron su oído para escuchar. Les decían: ‘Vuélvanse, pues, cada uno de su mal camino y de la maldad de sus obras, y habiten en la tierra que el SEÑOR les ha dado a ustedes y a sus padres, para siempre jamás. No vayan en pos de otros dioses, para rendirles culto y para postrarse ante ellos. No me provoquen a ira con la obra de sus manos, y no les haré mal’.

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